miércoles, 18 de noviembre de 2009

reportaje de Ricardo Zelarrayan


- Pero la mano de obra es excelente
- No sólo la mano sino la cabeza. Recuerdo cuando los ferrocarriles estaban en mano de los ingleses. Los muchachitos argentinos eran los que hacían toda la diagramación y los ingleses que venían contratados no hacían más que firmar. Mire, cuando vinieron las grandes industrias a Córdoba trajeron todos esos planes de organización, esos organigramas y todas esas habladurías de sociología industrial. A veces los obreros les hacían una huelga o brazos caídos o a desgano. Pero cuando se dedicaban a trabajar, ¡suplían tres veces el tiempo perdido! Porque aquí los obreros piensan. Claro que desde el punto de vista político o desde el punto de vista empresarial esa deserción o languidez en el trabajo repercuten. Pero no en el trabajo en sí. Repercuten en los balances. Eso es lo que los calienta a esos chupasangres. Toda esa gente quiere plata a troche y moche. Y después el capital va a una nación de Europa donde se permite que se junte toda la mugre del capitalismo mundial. Una nación que presume de ser la más limpia, la más atildada, la más pulcra...


sacado de acá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

viva perón, bombón!

tu admirador