Esto viene a cuento porque en pasado 30 y 31 de octubre se celebraron las “Jornadas Ayesha Libros de Voces Tenues. Cómo hacer para que el mensaje llegue” en la Biblioteca Nacional Argentina.
Que el escritor y editor suman posturas críticas resulta no sólo vital sino necesario. El diálogo, la disputa, la diferencia son fundamentales en toda sociedad. El punto es cuando esa crítica está contaminada por una especie de ambición y frustración por la carencia de reconocimiento. Algo de esto salió a flote en el ambiente de las jornadas. Pareciera que en el fondo es una queja porque no se ha logrado ingresar al circuito del reconocimiento medíático.
Pero también reflejaron, más en el fondo, la importancia de la inconformidad, de las posibilidades del dialogo, un recordamiento que la literatura circula de múltiples maneras. Con el tiempo, uno aprende a desconfiar de las portadas de los suplementos literarios y dejarse orientar más por el instinto y la búsqueda. Algunos de los participantes de esas jornadas son escritores realmente convencidos de su secreto destino, de una vocación que ha sabido movilizarse y movilizar su circunstancia (Sol Echevarría, Juan Diego Incardona, Grau Hertt, Alejandro Margulis, la simpática pareja de Esperando a Godot). Me parece que en esto estriba el margen, la descentralidad, lo periférico, de la literatura...
texto completo acá.
Que el escritor y editor suman posturas críticas resulta no sólo vital sino necesario. El diálogo, la disputa, la diferencia son fundamentales en toda sociedad. El punto es cuando esa crítica está contaminada por una especie de ambición y frustración por la carencia de reconocimiento. Algo de esto salió a flote en el ambiente de las jornadas. Pareciera que en el fondo es una queja porque no se ha logrado ingresar al circuito del reconocimiento medíático.
Pero también reflejaron, más en el fondo, la importancia de la inconformidad, de las posibilidades del dialogo, un recordamiento que la literatura circula de múltiples maneras. Con el tiempo, uno aprende a desconfiar de las portadas de los suplementos literarios y dejarse orientar más por el instinto y la búsqueda. Algunos de los participantes de esas jornadas son escritores realmente convencidos de su secreto destino, de una vocación que ha sabido movilizarse y movilizar su circunstancia (Sol Echevarría, Juan Diego Incardona, Grau Hertt, Alejandro Margulis, la simpática pareja de Esperando a Godot). Me parece que en esto estriba el margen, la descentralidad, lo periférico, de la literatura...
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2 comentarios:
Je, era obvio que a mí no me iba a nombrar: "la chica sentada al lado de Incardona" o la "chica del interpretador".
Bien por el amigo Mexicano!
c.e, no te preocupes que a Victor y Hernan tampoco les pusieron nombre, desde ahora son "la simpatica pareja"
Besos
y gracias por haber participado
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