El pez por la boca muere, dicen, y al parecer una es pura boca hoy en día: hacia adentro y hacia afuera, se inhala y se exhala, sin poder evitarlo, en un gesto automático. No hay que hablar con la boca llena, dicen, porque las palabras huelen a esperma, se amamantan de leche que, ante ojos estériles, pareciera una donación caritativa para apaciguar el hambre después de una inundación, o sequía, no se sabe bien; y la mujer (el horror, el horror), como decía Levi´s, es la tierra, recibe, sedentariza, domestica, jamás da planta sin recibir la fértil semilla redentora. En boca cerrada no entran moscas, dicen, pero prefiero tener la boca abierta y poder opinar cuando se me cante, lo que se me cante (aún si, de vez en cuando, entra alguna mosca anónima, tal vez intuyendo algo de qué alimentarse, volviéndose ella misma insignificante en ese gesto).
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3 comentarios:
sin comentarios (y yo que me venía de boca).
en fin, besos sol!
muy bueno, che. me copa.
bien ahí, chavita!!!
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