martes, 15 de diciembre de 2009

todo un palo, ya lo ves


Los que nacimos antes de Internet (a.I.), aprendiendo programaciones con la tortuguita de Logo, todavía traemos en nuestro caparazón un sistema de valores que nos resulta anacrónico. Introducimos a presión estos cambios en las categorías convencionales de literatura, aunque es evidente que no encajan. Son piezas de otro rompecabezas que muestra un paisaje antiguo, que se va a modificando de a poco con estos retazos desencajados. Eventualmente, el paisaje será tan irreconocible que habrá que aceptar que ha cambiado y nos iremos entregando a las nuevas tecnologías y a las propuestas de formas del saber que vienen aparejadas con éstas... Por el momento la lógica literaria imperante en Internet sigue siendo la de traslado de un formato a otro. Es cierto que la literatura ha empezado a incluir el fenómeno de Internet y las telecomunicaciones, no sólo a nivel argumental sino incluso a modo de experimentación formal. Pero también es cierto que no se han trastocado las nociones de autoría ni de copyright. La idea de plagio, así como la de originalidad y novedad, continúan circulando, incluso con mayor énfasis que antes, quizás para defenderse de su futura imposibilidad.

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